Füssen es una pequeña ciudad alemana situada en la zona de Baviera, a muy pocos kilómetros de la frontera con Austria y a tan sólo 2 horas en tren desde Múnich.
Es conocida por el castillo de Neuschwanstein, pero su ubicación a orillas del río Lech y a los pies de los Alpes bávaros junto con su historia, hacen de Füssen un destino imprescindible en la Ruta Romántica de Alemania.
El espectacular paisaje que rodea Füssen ha fascinado a reyes y gobernantes a lo largo de siglos. Prueba de ellos son los más de 60 castillos y palacios (algunos en ruinas) que se conservan en la zona.
La historia de Füssen ha estado determinada por su ubicación. Durante más de 2000 años comerciantes, emperadores y reyes han llegado a este lugar por la Via Claudia Augusta, que se extendía desde Baviera hasta Italia.
Hoy en día sigue siendo una localidad popular en la ruta transalpina convirtiéndola en uno de los destinos imprescindibles tanto en la Ruta Romántica como en la Ruta Alpina Alemana.
Por si esto fuera poco, los fabricantes de laúdes y violines la hicieron famosa en toda Europa al fundar aquí el primer gremio de fabricantes de laúdes del continente.
¿QUÉ VER Y HACER EN FÜSSEN?
1. VISITAR EL CASCO ANTIGUO
El romántico casco antiguo de Füssen sin duda te encantará: sus casas de colores, sus callejones medievales, el monasterio…
2. PASEA POR LA CALLE REICHENSTRASSE
La vía principal de Füssen es colorida calle Reichenstrasse, con bonitas casas aristocráticas y repleta de tiendas, restaurantes y cafeterías, que además, coincide con la que fue la antigua ruta romana Vía Claudia Augusta.
3. ENTRA AL MONASTERIO DE ST. MANG
El Monasterio benedictino de St. Mang, se encuentra muy cerca del río.
Fue construido en la primera mitad del siglo noveno como propiedad de los príncipes-obispos de Augsburgo. Debe su nombre al ermitaño Magnus de Füssen ( San Mang), que construyó una celda y un oratorio donde vivió hasta su muerte.
Se dice que su cuerpo fue descubierto incorrupto, por lo que fue declarado santo, dando así gran importancia al monasterio.
Hoy en día, este Monasterio alberga el Ayuntamiento en el ala norte y el Museo de la ciudad en el ala sur con exposiciones sobre la historia de la abadía y de la ciudad.
Destaca la exposición sobre la fabricación tradicional de los laúdes y violines en Füssen, una de las más espectaculares de toda Europa.
También es posible ver en el Museo los salones barrocos de la Abadía, destacando la sala de baile pintada al fresco, el » Salón del Emperador » o «sala de conciertos imperiales».
Además, durante el mes de diciembre, en el patio del monasterio ponen el mercadillo de Navidad.
4. CRUZA EL PUENTE DEL RÍO
Muy cerca del monasterio se encuentra el río Lech de aguas turquesas, rodeado de las altas montañas de los Alpes.
Si lo cruzas, podrás almirar Füssen desde la otra orilla. Nuestra visita coincidió con la nieve, que junto con la belleza del río, las casas de colores y las altas montañas, paracía como si estuviéramos dentro de un cuadro.
5. ADMIRA LA BASÍLICA DE ST. MANG
La Basílica de St. Mang, adyacente al monasterio, es una bella iglesia barroca influenciada por el estilo italiano. Su diseño, con una llamativa combinación de elementos románicos y barrocos, recuerda a la Basílica de Santa Giustina de Padua.
Esta iglesia, que en sus orígenes fue parte del monasterio benedictino de San Mang, actualmente funciona como la iglesia parroquial católica del pueblo desde principios del siglo XIX.
En el interior destaca la cripta de estilo románico. La Magnuskrypta, aunque no está abierta al público, alberga un fragmento de mural del siglo X que representa a los santos Magnus y Gallus, el más antiguo conservado en Baviera, data de alrededor del año 980.
6. SUBE HASTA EL CASTILLO
El imponente Hohe Schloss de Füssen es una fortaleza de estilo gótico que antiguamente servía de residencia a los Obispos de Augsburgo.
Este magnífico castillo se alza sobre una colina y es una de las fortalezas medievales mejor conservadas de Baviera, desde donde se puede apreciar la encantadora ciudad antigua a sus pies.
A lo largo de los siglos, el castillo ha tenido diversos usos y renovaciones. Sirvió como hospital militar austríaco a finales del siglo XVIII y también como residencia de verano para el príncipe heredero bávaro en el siglo XIX. Hoy en día, alberga una sucursal de las Colecciones Estatales de Pintura de Baviera.
Déjate cautivar por las imponentes paredes blancas y los tejados de tejas rojas se elevan dramáticamente sobre el pueblo y que nos recordó (salvando las distancias) al de Eslovaquia.
Pero aquí, nada más entrar por las puertas del castillo, verás las sorprendentes pinturas ilusionistas que adornan las paredes exteriores, una característica única que data de alrededor de 1499.
7. PROBAR UNA SCHNEEBALLTRAÜM
La Schneeballtraüm o Sueño de bola de nieve es un original pastel con forma de bola de nieve, como su nombre indica, que tiene su origen en un pastel de boda.
El maestro pastelero Peter Diller, creador de este pastel, cubrió las bolas con varios recubrimientos y rellenos deliciosos y las espolvoreó con azúcar glas, como si fuera nieve.
Dada su popularidad, este pastelero y su mujer, abrieron su primera tienda en Rothenburg auf der Tauber, y actualmente, cuentan con otra en Füssen.
Hay más de 20 sabores diferentes y se conservan bastante tiempo, por lo que son también una buena opción para regalar.
8. VISITA EL POPULAR CASTILLO DE NEUSCHWASTEIN
El impresionante palacio de Neuschwanstein, construido por el rey Luis II se encuentra en el pequeño pueblo vecino de Schwangau sobre un enorme peñasco frente a los Alpes de Algovia.
Este palacio también se conoce como el Castillo del «Rey Loco» ya que su constructor Luis II de Baviera tenía un comportamiento excéntrico y sus proyectos arquitectónicos solían ser extravagantes. Además, a los españoles, nos resulta muchísimo más fácil de recordar y de pronunciar que el nombre oficial.
Irónicamente, el castillo se abrió all público sólo siete semanas después de su muerte, con el fin de recuperar parte de los enormes costes de su contrucción.
Hoy en día en visitado por millones de personas cada año, por lo que si quieres verlo, te aconsejamos reservar la entrada unos días antes y con más antelación si viajas en temporada alta.
Su diseño está inspirado en la arquitectura romántica y medieval, y está construido en una ubicación escénica en lo alto de una colina, con espectaculares vistas a los Alpes.
Además, como la mayoría de la gente sabe, le sirvió a Walt Disney de inspiración para el diseño del Castillo de la Cenicienta.
9. CAMINA HASTA EL CASTILLO DE HOHENSCHWANGAU
A tan solo unos metros del anterior, se halla el castillo de Hohenschwangau, construido por el padre de Luis II, el rey Maximiliano I.
Muchas veces pasa desapercibido porque queda eclipsado por la fama y la belleza de su vecino, pero si subes hasta él seguro que no te arrepientes.
Este palacio neogótico tiene unas vistas increíbles al lago Alpsee y, además, la entrada al patio de armas y a los jardines es gratuita.
Se trata un lugar cargado de historia. No solo fue el lugar de veraneo de Maximiliano y su mujer, la reina María de Prusia, así como de sus hijos, el príncipe Luis y su hermano Otón.
Sino también el lugar donde el mismo heredero, convertido en el rey Luis II de Baviera, residió durante largas temporadas a la espera de que finalizaran las obras de Neuschwanstein.
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