Los Dolomitas son unas montañas de ensueño. Fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2009.
Por el norte hacen frontera con el Tirol y por el
este limitan con los montes Julianos, en Eslovenia.
Esta cadena montañosa tiene ¡18 cimas con más de 3000 metros!
Ya dijo Le Corbusier, uno de los arquitectos más representativos del siglo XX: «los Dolomitas es la más bella obra arquitectónica del mundo», pero hay que ir allí para disfrutar de su belleza.
En sus valles podemos encontrar históricas villas medievales rodeadas de extensos bosques con senderos que nos llevan hasta altos pasos y lagos de color turquesa.
Aunque, si duda alguna, lo mejor de este enclave son sus magníficas montañas, que parecen casi irreales por ese color de la piedra que ha dado lugar a varias leyendas.
LOS DOLOMITAS, LA LEYENDA
Cuenta la leyenda que en el mágico reino de los enanos, el rey Laurino cultivaba un magnífico jardín de rosas rojas que, cuando florecían, llenaban de color el árido paisaje del macizo Rosengarten (“jardín de rosas” en alemán).
El príncipe Latemar, curioso por ver este extraordinario vergel, se adentró en el reino de Laurino y descubrió no sólo la belleza de sus flores, sino también la de la hija del rey, Ladina, de la que se enamoró y a la que secuestró.
Laurino, enfurecido con las rosas porque habían revelado al extranjero su más preciado tesoro, invocó una maldición para que, ni de día ni de noche, el jardín floreciera. Pero se olvidó del atardecer…
En los Dolomitas, cuando el sol está a punto de ocultarse y los últimos rayos de luz adquieren una cálida tonalidad, la naturaleza ofrece un espectáculo único: la enrosadira, palabra autóctona que significa “convertirse en rojo”.
SAN MARTINO DE CASTROZZA
San Martino de Castrozza, es un bonito pueblo alpino del Trentino oriental, en el corazón de los Dolomitas.
La localidad forma parte de los municipios de Tonadico y Siror. Se encuentra a 1450 metros de altitud sobre la pendiente del majestuoso Grupo Pala.
Aquí comenzamos nuestra ruta por los Dolomitas. Como daban tormentas por la tarde, decidimos coger el funicular para subir al Colverde Rosetta, a 2700 metros de altitud.
La tarifa normal, ida y vuelta son 25 euros e incluye los 2 funiculares. Se puede subir también hasta la mitad en uno de ellos. Desde ahí hay un sendero muy chulo hasta las cimas, pero como queríamos hacer una ruta fácil por la cresta, decidimos no arriesgarnos porque la previsión meteorológica nos decía que no nos iba a dar tiempo a todo.
GRUPO PALA
Este funicular te da acceso al grupo Pala, uno de los grupos montañosos de la cadena de los Dolomitas.
Destacan las impresionantes cimas de Cimon della Pala, Vezzana, Rosetta y Sass Maor.
Si las vistas desde abajo son impresionantes, en la cima te dejan sin palabras. El contraste de las montañas con la nieve, las florecillas que empiezan a salir y los riachuelos producidos por el deshielo que dan lugar a pequeños laguitos, hacen del lugar un espectáculo para los sentidos.
Aquí os dejamos el enlace a la ruta que hicimos hasta que vimos la nube aparecer, por si a alguien le interesa.
Por cierto, llegamos justo antes de que empezase la tormenta. Hasta detuvieron los funiculares y todo. Eso sí, duró poco más de 10 minutos y luego volvió a salir el sol.
¿DÓNDE COMER?
Un guía de la zona amigo nuestro nos aconsejó la Malga Rolle y la verdad es que nos encantó.
Es una malga situada en el Paso Rolle. Comimos una tabla de quesos que hacen allí, un chuletón de ternera con rúcula y parmesano y de postre, tarta Sacher y Strudel de manzana. Todo buenísimo.
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