Si te apasiona la naturaleza y quieres ver árboles enormes sin viajar muy lejos, puedes acercarte a un bosque de secuoyas en Cantabria.
En el Municipio de Cabezón de la Sal se halla un Espacio Natural Protegido de Cantabria, declarado Monumento Natural en el año 2003 e incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria.
LAS SECUOYAS
Las Secuoyas del Monte Cabezón se encuentran en una parcela de 2,5 hectáreas, en la que hay plantadas unas 850 secuoyas costeras (Sequoia sempervirens). Esto hace que sea la mayor masa forestal de esta especie en Europa.
Su altura oscila entre los 40 y los 50 metros y su perímetro normal ronda los 2 metros, lo que hace que sean necesarias varias personas para rodearlas.
La densidad y la sombra de las secuoyas impiden la presencia del sotobosque bajo sus copas, por lo que únicamente se pueden ver alrededor de 25 pinos de Monterrey y algún que otro eucalipto.
HISTORIA
Estas secuoyas, raras en Cantabria y también en España, donde únicamente existen pequeñas masas en estado seminatural, fueron plantadas en los años 40.
Se decidió plantar más de 800 secuoyas en este monte, por su rapidez de crecimiento y así proporcionar madera a la industria del lugar. Pero, como cuando se podían talar ya no interesaba su madera, se dejaron allí plantadas dando como resultado el espectacular bosque que podemos ver hoy en día.
¿CÓMO LLEGAR?
Para llegar, hay que tomar el acceso desde La A8, Autovía del Cantábrico, hacia la carretera S-484 ( Salida: Cabezón de la Sal-Comillas).
Siguiendo las indicaciones hacia Comillas, a un kilómetro de la salida, se puede ver un cartel que indica el lugar. Un poco más adelante hay un aparcamiento gratuito en el que se puede dejar el coche.
FÁCIL ACCESO
Hay unas pocas plazas para aparcar justo donde empieza el bosque, pero si no hay sitio, el otro está no queda muy lejos y hay un camino para peatones o sillas de ruedas.
Para facilitar la entrada al bosque de las personas con movilidad reducida o las sillitas para bebés, han construído una pasarela de madera con poca pendiente y en apenas unos metros se llega al inicio del bosque. No se adentra mucho, pero desde ahí ya se puede apreciar lo que es estar bajo estos enormes árboles tan extraños en nuestro país.
Si pasas por cerca de aquí, te aconsejamos que vayas a visitarlo porque merece la pena.
¿Conoces algún otro bosque de secuoyas?
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